“LA CONDUCTA PROSOCIAL EN LAS VELAS”

Además de las verbenas que el pueblo de Juchitán celebra en honor de sus santos durante la cuaresma, también se acostumbra hacer costosas Velas en los meses de mayo, agosto y septiembre. Las Velas son festividades tradicionales que se celebran en honor a las imágenes religiosas a las que se profesa fervor, éstas dan inicio con una labrada de cera en el domicilio de los mayordomos.

Desde la primera Vela y hasta la última de las que se celebran, siempre son hermosas y seductoras, porque en ellas dan más realce las bellas istmeñas con sus trajes típicos inigualables. También se celebran velas en honor a algunas industrias locales y de ciertos apellidos que han llegado o considerarse como “ilustres”.

Las Velas reglamentarias en honor a San Vicente Ferrer (patrón de Juchitán) son los siguientes: Biaaxhi, Calvario, Angélica Pipi, San Isidro Labrador, San Vicente Chico, San Vicente Goola, Pasión (Cheguigo), Iqueguidxi, Guigudxita, Bé´ñe´, Guuze´ Benda, Asunción de María o Agosto, San Jacinto, Pineda, López, de los Pescadores y otros. Pudiera parecer que las pequeñas sociedades que organizan las Velas sólo buscan una oportunidad para hacer derroche de dinero, en deliciosas diversiones, pero que realmente son dignas de describirse.

Aunque la región es agrícola y tiene vida propia, pudiera creerse que había de quedar pobre por fiestero, mas no es así. El Mayordomo organiza principalmente la Vela, designado por una unión de ambos sexos que se compone de hombres (comúnmente diputados) y “Guzaanas goola” (las mujeres).

Fijan de mutuo acuerdo, de preferencia un día domingo, para que en ese día se hagan las velas de cera al son de la música tradicional con la cual se baila. Todas las personas (integrantes de la sociedad local) cercanas y conocidas del mayordomo “deben” llega al sitio para ayudar en todo lo necesario; los conocidos que no acuden son “señalados por no cumplir” y por su falta de colaboración. Las velas de cera hechas deben utilizarse al día siguiente de la celebración de la Vela. Es en este día de la elaboración de las velas de cera donde se reportan los rituales.

Al ser espectadores del desarrollo de una Vela podríamos pensar que las costumbres y tradiciones locales de los habitantes son muy rigurosas e inflexibles, ya que exigen la participación de los mismos en la festividad, sin embargo lejos de esta suposición las Velas fraternizan a través de sus costumbres y tradiciones por la gran unidad y conducta prosocial que demuestra la raza zapoteca.

Los “marquesotes” (tortas zaa) son un medio económico para procurarse de fondos en las Velas. Un domingo determinado se vuelve a organizar otra reunión en donde también hay música y baile; esa reunión es para lo repartición de la “leche”, otro medio para reunir fondos. Y en todo el día se truenan camarazos (cohetes grandes) para comunicarle a la sociedad que acudan a “ayudar con sus fondos” y así llevar a cabo la Vela.

Algunas veces estas dos fiestas se efectúan en un mismo domingo. En la repartición de la leche ayuda principalmente un grupo de muchachas que se presentan ataviadas a las mil maravillas. Salen por las calles en grupos para buscar amigos, a quienes obsequian un vaso de leche con una bizcotela remojada dentro, y penetran a las casas de las familias conocidas para hacer lo mismo. Los obsequiados corresponden con esplendidez y con el óbolo pecuniario que deben llevar el día de la Vela. Algunos participantes de la Vela, excepcionalmente, si son forasteros y tienen que ausentarse, adelantan su contribución en el mismo instante.

En las vísperas de las Vela las Guzaanas Goola, socias de la Vela, llevan su contribución de huevos de gallina y también óbolos en dinero, La vecindad contribuye en la misma forma y se les obsequia marquesotes, que es uno de los artículos que simboliza la cooperación.

El Mayordomo y las Guzaanas Goola se retiran del lugar con una buena provisión de pan, marquesotes y chocolate para repartir entre sus parientes y amigos con el fin de que lleven su contribución el día de la Vela. Es decir que esta repartición sirve para afianzar la presencia y el óbolo de quienes reciben dichas provisiones; si alguna persona que recibe la provisión no asiste a la Vela significa que “no cumplió con su deber” y por tanto esta en “deuda” con el anfitrión. Esta con conducta zapoteca a mi parecer es como un arma de doble filo…

Se construyen una gran enramada que se cubre con un telón impermeable, la cual se encargan de adornar los diputados y los Guzaanas Goola. En ello acumulan flores, espejos y adornos llamativos de papel de color; pero todo lo hacen bajo la dirección de especialistas en ornato (los homosexuales locales). Con el elegante alumbrado de combinadas lámparas de colores que instalan, convierten el salón en una maravilla realmente mágica. En la noche de la deslumbrante Vela, las orquestas, las bandas musicales y las marimbas, inician el entusiasmo a las ocho de la noche, tocando lo más selecto y al mismo tiempo una de las bandas de música sale por los invitados que deben estar reunidos por grupos en los casas de cada Guzaana Goola y los conducen por parejas al brillante salón en donde reina un gran entusiasmo.

Familia tras familia van llegando a la Vela; unos llevando a sus hijos para bailar y otros simplemente por ver, con lo que resulta una numerosa concurrencia; y mientras tanto los más jóvenes aprenden a seguir sus tradiciones y costumbres.
Las invitadas luciendo trajes festivos de buen gusto y adornadas con alhajas de oro, plasman un cuadro admirable, en donde brillan sus bustos cuajados de resplandores de oro como un “cielo tachado de estrellas". Sus miradas cautivan por hechiceras. Ellas son las flores de la ilusión y el mejor adorno del baile. Esto es algo peculiar pues aunque el pueblo quede económicamente endeudado por sus festividades, todos lucen y visten de maravilla, alegres comen y beben como si nada se fuera a terminar en la fiesta..

Entre las dos y las tres de lo mañana, un nuevo Mayordomo recibe públicamente la Mayordomía para realizar la Vela del próximo año. En eso hora de recepción se tocan dianas y se lanzan vivas; se hacen frases alusivas a la Mayordomía entrante como la saliente; se rematan las últimas cervezas, el resto de comida y los vinos se reservan. El baile termina a la madrugada.
A esto hora, las bandas de música acompañan a las Guzaanas Goola a sus hogares. Frente a la enramada se contemplan los puestos de todas clases.

Nada es tan encantador como la temporada de Velas, especialmente la de mayo, porque se combina con los fiestas de primavera, hay convites que se capitanean por una muchacha y por un niño vestido de charro y montado en un elegante caballo enjaezado y simbolizando ambos primavera y belleza. Las fiestas de mayo, que se celebran año tras año en la población, son en honor del santo patrón de Juchitán, San Vicente Ferrer.

Es así como se puede apreciar la belleza, el arte, la armonía, la ayuda y colaboración del pueblo, el mutualismo indígena, la música, el baile autóctono, y el resto de las hermosas costumbres zapotecas que se sigue conservando en Juchitán. Es aquí donde los hombres de ciencia y los artistas deben hacer sus estudios folklóricos, seguros de que encontrarán algo que excite su admiración…

Me ha dejado gratamente sorprendido tu ensayo. Es una delicia leerte. Se refleja en tu texto la madurez e inteligencia que vas desarrollando con tesón y talento.

Por otro lado, que compartas con el mundo de forma entusiasta esta parte de nuestra cultura me parece no sólo afortunado, sino encomiable.

Un privilegio ser tu compañero, hermano y amigo.

Raúl.