Mi granito de arena.

Es motivo de beneplácito y alegría el hecho de tener su participación contínua y enriquecedora en el foro, Paula. Esta vez, el refranero intercultural prácticamente se inaugura con su colaboración,!Muchas gracias!

Este refrán, también popular en méxico, me parece que surge -si no mal recuerdo- de una moraleja de Esopo, el padre de la fábula, un género que dicho sea de paso, bién podría enriquecer nustras formas de expresión.

En cualquier caso, sus connotaciones y denotación pueden ser tan sugerentes como ambivalentes. El ser humano es -entre otros ámbitos- un ser social y como tal, se nutre e influencia de la convivencia y quehacer de sus semejantes.

No podemos desligar nuestra conducta del accionar de la cultura y la sociedad a la que pertenecemos. Antes bien, quizá sea un deber personal conocer dichos elementos para valorar aquellos que nos hagan mejores personas o para modificar lo que a juicio ético debiéramos cambiar. La influencia de la familia en nuestra personalidad también es un factor considerable.

Sartre, con la banda existencialista, consideraba que el hombre es totalmente libre y por consiguiente, plenamente responsable de sus actos, doble situación que implica por un lado la necesidad de conocimiento como la aceptación del ejercicio de la libertad.

¿Qué pensará usted al respecto, querida Paula? Yo considero que los seres humanos tenemos el bello privilegio de andar, cambiar, regresar, reintentar, errar y levantarnos cuantas veces sea necesario, por los caminos de la vida sin que nuestro "ser" deba medirse por los compañeros de viaje. No "soy" por los que me acompañan, aunque acepto que quienes me acompañan lo hacen porque "soy".

Influencia, correlación, afinidad de intereses, destino, libre albedrío. El tema es complejo y se presta a una buena tertulia. ¿Café, te, su cabaña interior o la mía?

Para terminar, si alguien puede conocerme por andar con alguien en especial, es un honor compartir el camino al lado de usted. No podría haber mayor privilegio en este momento para mí que alguien me señalara y dijera; "él es como es porque anda con ella".


Raúl.

Confieso que tuve que leer más de dos veces su respuesta, a todas luces enriquecedora y llena de contenido. Es un verdadero placer aprender de cada una de sus propuestas ahí planteadas.

Considero que habrá que distinguir entre dos significados de la libertad. Para no entrar en caminos intrincados e inalcanzables para mí, me referiré únicamente a los más sencillos; la libertad como valor y como actitud.

Me parece que las circunstancias y limitaciones ecológicas y psicológicas influyen en la libertad humana de acionar, elegir y cambiar, así como con la de "andar". Estamos pues, limitados, y sería necio defender lo contrario en tanto pensemos en la libertad como valor universal.

A este respecto, podría yo afirmar que si bien, la libertad como valor es inalcanzable en su totalidad, al ser un ideal es aspirable. Es un modelo que rige o debería regir lso esfuerzos del hombre, aunque se sepa de antemano que no se llegará a alcanzar en forma total. Caso similar al hablar de otros valores como la verdad, la paz o la justicia.

Ahora bien, la libertad como actitud es diferente. En el medio de las limitaciones internas o externas, el ser humano es libre de elegir la actitud con la que asumirá su realidad, llegará a la aceptación de la misma y con ello, estará en posición de modificarla. Necesitamos esa condición libre, para actuar como queremos. Me parece que Sartre se refería a ello. Toda vez que el conocimiento y la responsabilidad son condiciones básicas para este ejercicio, habría que ver la situación como un todo.

No podemos negar nuestra libertad personal, sean las condiciones cuales fueren. Un paciente con desorden mental tendrá reducido su campo de acción como individuo capaz de tomar decisiones, pero no pierde su humanidad, y casi todos entendemos que debe ser tratado con respeto y dignidad aunque no sepamos cómo hacerlo. Su campo de libertad es diferente al mío, pero en la "grupalidad" ambos encontraremos destino y acción.

Quizá el refrán aquí encuentre sentido, Señora. "Con quién andas y cómo eres" en tanto seres gregarios, en tanto entidad grupal. Pero en otro sentido, la individualidad propia del ser humano, la conciencia de sí y la necesidad inherente de trascender, sean sus condiciones cualesquiera, lo compelen a mantener una actitud libertaria.

A veces es mejor pensar que por limitada, puedo dejar de lado mi actitud de libertad. Es cómodo, fácil. Yo no se cuánta de la angustia que se experimenta surge del abandono de la misma.

Para concluir, Señora, considero entonces que la grupalidad puede potenciar la capacidad humana de asumir una actitud libre y responsable. Si no se asume dicha situación, la grupalidad puede ser una condena, y el individuo comportarse destructivo para ella.

Y la individualidad exige a su vez el ejercicio de lo que llamaré "actitud de llibertad", concepto aplicable a las cosas lógicas y concretas, sin abandono del ideal "valor de la libertad", impulsador de las situaciones abstractas.

"Dime con quién andas" ¿andamos con la actitud de libertad? "y te diré quién eres" ¿eres lógica y responsablemente libre en tu actitud, o te abandonas a suspirar por lo que está fuera de tu alcance?

Las últimas reflexionas son para mi, Señora. Un placer. Oiga, ¿podría ser café con leche y galletas de nuez?

Un abrazo. Gracias por ponerme a pensar. (Espero tenga consideración por mis limitaciones, gracias por su indulgencia).

Raúl.

Pos pa resumidas cuentas, y respetando su master en psicología, su experiencia de décadas en el ejercicio, su inteligencia superior y su capacidad intelectual, me permito hacer una versión libre del refrán y "tocarlo" ad líbitum:

"Dime con quién andas, y si está buena me la mandas"